Un Pueblo Marinero con Dos Faros
En la costa de Huelva, bañada por las aguas del Atlántico, se encuentra el pueblo marinero de El Rompido. Famoso por sus playas vírgenes, su entorno natural incomparable y su rica historia pesquera, El Rompido guarda entre sus encantos una peculiaridad que lo distingue: dos faros que, aunque comparten el paisaje, cuentan historias muy diferentes.
Dos Centinelas del Mar: El Faro Antiguo y el Nuevo Faro
El faro más antiguo, construido en 1861 bajo el diseño de Ángel Mayo, se alza con su elegancia troncocónica y una linterna decagonal. Su razón de ser fue balizar la desembocadura del Río Piedras, marcando la Punta del Gato en aquel entonces. Con 13 metros de altura y un alcance de iluminación de 16 millas, este faro fue en su época un guía fundamental para los marineros.
En 1930, su alumbrado fue reemplazado por uno permanente de acetileno, y en 1976, dejó de funcionar por completo al operar el nuevo faro, más alto y moderno.
A pesar de su inactividad, el antiguo faro conserva su estructura con solidez y se mantiene en pie como un testamento tangible de la evolución tecnológica y marítima.
Por su parte, el nuevo faro de El Rompido se erige a partir de la necesidad de una mayor altura para completar el arco de navegación desde Ayamonte hasta Huelva. Con 31 metros de altura y una forma cilíndrica de hormigón armado, tiene un alcance de 24 millas.
Su presencia, además de ser funcional, añade una estampa moderna al horizonte de El Rompido.
Más que Faros: Símbolos de Identidad y Cultura
A diferencia de muchos faros que se erigen como guardianes solitarios del mar, los faros de El Rompido se convierten en centros de encuentro cultural para sus habitantes.
El antiguo faro, con su aura de historia y tradición, es un lugar de reunión para vecinos y visitantes que buscan disfrutar de las vistas panorámicas del mar y las marismas.
El nuevo faro, por su parte, se ha convertido en un escenario para diversos eventos culturales, desde conciertos hasta exposiciones de arte.
Los faros de El Rompido son más que simples estructuras de navegación. Son símbolos de la identidad marinera del pueblo, testigos de su historia y baluartes de su futuro.
Su presencia constante en el paisaje nos recuerda la importancia de la conexión con el mar, la necesidad de preservar nuestro patrimonio cultural y la belleza inigualable de la costa de Huelva.